LOS 4 ELEMENTOS COMO GUÍA FANTÁSTICA DE LA VIDA
El principal
problema de esta entrañable serie no es otro que su clara orientación hacia un
público infantil, situación que condiciona todos sus aspectos y limita el
potencial inherente que posee. El guión es el peor parado, pues su desarrollo a
lo largo de las tres temporadas no trasciende los cánones más básicos de la
narración, planteando unos conflictos y unos personajes, que, si bien son compactos,
pecan de planos y absolutamente previsibles.
Sin embargo, cabe destacar que, a
pesar de no innovar, consigue un resultado consistente y bien perfilado,
carismático. El pilar fundamental sobre el que se sustenta firmemente la trama es
su contexto, sorprendiendo con lo desarrollado de su mundo, su mitología y su
Naturaleza, que acaba por ser, de lejos, lo más interesante.
Cabe destacar la
importancia que se le da a las mujeres, habitualmente frágiles objetos que conquistar
o rescatar, o excusas narrativas para desarrollar el personaje masculino
principal, las cuales, en esta ocasión, pasan a ser partícipes activas y
determinantes.
No se puede
decir lo mismo de la animación, claro factor limitante que limita sus
aspiraciones. Estética aparte (sencilla y funcional, pero carente de
personalidad), se trata de un trabajo técnicamente precario, descuidado, que en
ningún momento consigue fundir la acción principal con el fondo y que sufre
especialmente en las escenas de acción, donde la intensidad se diluye en sus dificultades
para sacarlas adelante.
Estamos, pues,
ante una serie interesante, que, a pesar de sus defectos, merece un visionado. Un
producto infantil, pero autoconsciente, que no aspira a más de lo que ofrece.
Que no arriesga, o que no se lo puede permitir, pero que entretiene en gran
medida.
Nota: 6.
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