El idealismo, un "sin papeles" más en el país de la realidad

’71 (2014), primera película
para cine de Yann Demange (Dead Set: muerte en directo, 2008), se zambulle en
los años más turbulentos del conflicto militar norirlandés. La película no busca
explicaciones ni contextualización, lo que puede dejar en fuera de juego al
espectador desinformado. Esta apuesta por el camino difícil se potencia al atreverse
a plantear la situación como algo más que una batalla entre buenos y malos. Su
alejamiento del discurso fácil culmina con la presentación de ambos bandos como
auténticas mafias más interesadas en el poder que en sus ideales. El peligro se
hace omnipresente y las asfixiantes atmósferas tornan el laberinto de
callejuelas nocturnas de Belfast en un enorme callejón sin salida.
Sin embargo, el desarrollo
de la trama se decanta por el thriller puro, lo que relega todo lo
anteriormente expuesto al plano más superficial. Decisión perfectamente válida,
pero que revela unas verdaderas intenciones más convencionales de lo
inicialmente planteado. En cambio, lo que sí supone un auténtico error es desaprovechar su
contexto sociopolítico, que funciona más como excusa narrativa que como impulso
dramático. Pocas situaciones darían más intensidad y generarían más tensión a
la narración que ésta, pero la película no parece dispuesta a reducir su frenesí de forma y fondo. Incapaz de darse la pausa suficiente para
encontrar el tono adecuado para cada escena, la narración se convierte en un correcalles plagado de endebles giros de guión difíciles de procesar.
En su enfoque desde el punto de vista de un soldado británico, la película se posiciona como un alegato antimilitarista que describe al ejército inglés como brazo armado de la facción norirlandesa afín a la Corona Británica. Nuevamente, promete más de lo que concede, pues se limita a la superficial denuncia de la instrumentalización política de las fuerzas armadas. Su despiadada apuesta por el bien común recuerda al desencanto de la Banderas de nuestros padres (Flags of Our Fathers, 2006) de Clint Eastwood y su “dijeron que nunca dejarían a nadie atrás”. Toda una serie de propuestas jugosas y desaprovechadas por un thriller que comete el error de no confiar en el material que maneja.
0 comentarios: